miércoles, 3 de agosto de 2016

Una cita con la juventud del mundo

Panamá 2019

          Luego de la culminación del encuentro juvenil en Cracovia, Polonia el Papa Francisco anunció que la próxima cita de los jóvenes del mundo que acogen en su corazón y en sus vidas la doctrina cristiana sería en Panamá en el año 2019 por lo que haré algunas consideraciones frente a esta importante concentración en suelo panameño a escenificarse dentro de escasos tres años.

            Además de ser una reunión religiosa considero que la misma también debe servir para enviar un mensaje de reflexión a los millones de jóvenes del mundo y de nuestro país sobre la importancia de seguir los pasos de un dirigente como lo es Jesús. Y aquí quiero referirme específicamente sobre la moral cristiana que es una de la más cuestionada por muchos, incluso por sus propios feligreses. Y es que la conducta de padres de la iglesia convertidos en pederastas, o las acciones en contra de esta moral llevada a cabo por políticos, y laicos no hacen más que debilitar la estructura misma del catolicismo como institución regente de todos los creyentes en Cristo.
            Sí, es sabido que muchos dicen ser católicos, pero en la práctica del diario vivir contradicen con sus acciones la moral y la fe cristiana que expresan aceptar. Es nuestro deseo que esta reflexión llegue a una buena cantidad de jóvenes, futuros dirigentes en cada uno de sus países. El mundo y Panamá adolece de dirigentes con visión de estado, de labrar el camino del bienestar de todos los asociados sin imponer por delante el bienestar propio. Hoy día la actitud de los que dirigen tanto el estado como la vida privada parece encaminarse hacia lograr el mayor beneficio durante su gestión en tiempo record sin importar por ello los efectos negativos que conlleve, afectando la salud de miles de personas o en otros casos el erario público con su consecuente efectos negativos en obras de infraestructura sociales que se dejaran de construir o atender.
            Vemos como los altos funcionarios nombran en puesto dentro del engranaje públicos a familiares cercanos, y eso que vienen de familias que han tenido la dicha de contar con recursos para darle una vida decorosa y educación, violando así leyes que expresan claramente su condena, o empresas que lucran con el alto costo de las medicinas o de la comida,  afectando a la población que la consume, que en muchos casos se les niega por no tener los recursos para adquirirla. Y muchos de ellos dicen ser cristianos.
            Necesitamos jóvenes dirigentes que analicen la realidad imperante en estos momentos, las guerras, el capitalismo que arrasa con todo, las formas nuevas de esclavitud, la inequidad en la distribución de la riqueza mundial, y los efectos de nuestro accionar sobre el ambiente, entre otros temas de vital importancia. Dirigentes convencidos de que el futuro le pertenece a la juventud comprometida con Dios, ese ser humano, misericordioso, bondadoso, solidario y que es el mismo que nos presentan todas las religiones del mundo.
            Dice Francisco Armando Dueñas Rodríguez de la Universidad La Salle, México que el “cristianismo no es esencialmente una moral” y la contrapone con otras religiones como el budismo que basa sus fundamentos en la “sabiduría morales”. Pero indica que podemos inferir a partir de la definición de la moral que para “la moral cristiana, por ejemplo en los Diez Mandamientos. Matar no es bueno, porque no está de acuerdo con las exigencias más íntimas de la naturaleza humana que tiende siempre a la vida. Robar no es bueno, porque está en desacuerdo con la naturaleza humana, que pide la propiedad para poder subsistir. La mentira es mala, porque está en desacuerdo con la palabra, cuya naturaleza es expresar el pensamiento. En cambio, educar es bueno, porque es lo que exige la naturaleza del niño. Trabajar es bueno, porque está de acuerdo con las exigencias de la vida humana. Respetar a los padres es bueno, porque es lo que pide la naturaleza de las relaciones interpersonales”. En fin es retomar aquellas concepciones sobre la moral para que la juventud propicie un cambio radical en el actual orden mundial, dirigentes comprometidos con la fe, entendiendo claro está los límites existentes entre el catolicismo y la vida laica, practicando la tolerancia y el respeto a las otras creencias, o al disenso, es la búsqueda de una ética de la vida para lograr no solo satisfacer nuestras necesidades sino la de todos, propiciando el bienestar común.
            Por ultimo coincidimos con Eugenio Alburquerque del cómo presentarle la moral cristiana a los jóvenes cuando dice: “Creemos, en primer lugar, que hay que presentar la moral cristiana sin ambigüedades y de un modo exigente y comprometido. Quizá sea necesario todo un proceso gradual, unos pasos y momentos intermedios. Quizá sea hoy urgente, ante todo, vivir una ética "civil", "secular", "humanista", Pero no podemos quedarnos ahí”. Cierto, no podemos quedarnos ahí, así lo dice la canción “Jesús es verbo no sustantivo”. Hay que pasar de la inanición a la acción para repudiar y exigir castigo ejemplar a todas esas prácticas que afectan el desarrollo vital de los pueblos y el tiempo para ello es el actual. Panamá tendrá en este quinquenio la mayor cantidad de población joven que ha tenido la república por lo que el momento es importante para educar a los jóvenes en la práctica de la moral, en este caso la cristiana.