domingo, 25 de agosto de 2013

Mariano Rivera el gran cerrador de todos los tiempos

Más de 45 mil personas estaban a la expectativa en el Yanqui Stadium la noche del 19 de septiembre del 2011 cuando Mariano Rivera salió al montículo para romper la marca de los 601 juegos salvados, superando así a Trevor Hoffman, quien hasta ese momento era el que encabezaba las estadísticas. Sin embargo, dos años después (2013) ese record está quedando atrás, 616 salvados, más 76 ganados, 58 derrotas y con una efectividad de 2.21, después de 19 temporadas con los Yankees.
Durante la pasada postempordas obtuvo ocho victorias. Un juego perdido, 0.90 de efectividad y 42 salvados. Es decir, en total, 660 juego salvados. A sus 43 años de edad  y en su último año de carrera, Rivera acumula 17 rescates en 17 oportunidades, hasta el momento.

El mejor cerrador de las Grandes Ligas

Mariano Rivera rompió la marca de los 601 dejando el marcador en 603 juegos salvados al concluir la temporada en el año 2011. El mánager de los Yanquis de Nueva York, Joe Girardi, calificó la hazaña de este pelotero panameño como un deportista que “entrega su corazón y alma, y que siempre está preparado para lanzar”.
Entre los mejores salvadores de la historia del beisbol de las Grandes Ligas, además de Mariano Rivera, están Trevor Hoffman quien se retiró con 601 juegos salvados, le sigue Lee Smith con 478, y John Franco con 424, entre otros que se han distinguido en este deporte. Hoffman en su cuenta de facebook felicitó la hazaña del lanzador de los Yankee, augurando mayores triunfos.
Mariano Rivera nació el 29 de noviembre de 1969, en Puerto Caimito, La Chorrera, un distrito al oeste de la ciudad de Panamá, y su mayor afición de pequeño era jugar a la pelota. En este lugar los niños se las ingenian haciendo guantes de cartón y bolas, forradas con retazos de redes de pescar, ya que es un poblado de pescadores. Desde su incorporación al equipo juvenil del distrito, fue captado por uno de los busca talentos de este equipo de los Yanquis, Carlos Heron quien lo somete a una prueba, en 1990, haciendo un buen tiro a la inicial pero fallando en la carrera por lo que fue rechazado.
Más tarde, ese mismo buscador de talentos es informado de la existencia de un lanzador con enormes posibilidades, y lo manda a buscar, percatándose de que era Mariano nuevamente, y debido a la insistencia de sus compañeros es aceptado para otra prueba siendo contratado para ingresar al equipo, el 17 de febrero de 1990, a los 20 años.
Cinco años después, en 1995, el 23 de mayo comienza su carrera como abridor de los Yanquis de Nueva York. Su primer juego solamente duró tres entradas y media. Perdió 10 carreras a cero contra los Angelinos de California, antes de convertirse en el primer torpedero del mundo. Joe Girardi declaró además sobre el récord de juegos salvados por Mariano que “es una cifra que no considero se pueda sobrepasar en nuestra época”.

Mariano Rivera en cifras

Luego de dos años como abridor, sus mánager se percataron que su mejor lugar era de “apaga fuego”, y desde entonces se ha destacado siendo líder en el renglón de juegos salvados en tres ocasiones, 1999 (45), en 2001 (50) y en el 2004 (53), acumulando al momento de romper el record, unos 603 juegos salvados en 17 temporadas, todas con los Yanquis de Nueva York.
Al romper la marca, Rivera había retirado a tres bateadores en la novena entrada cuyo triunfo ante los Mellizos, 6 a 4 le otorgaba el galardón de mejor cerrador en la serie mundial. Ese año Rivera acumuló 43 rescates, con un triunfo, dos reveses, 59 entradas lanzadas y 2,01 de efectividad haciendo que los yanquis ocuparan el primer lugar en la División Este de la Liga Americana.
Durante todo el tiempo que le ha dedicado a los Yanquis de Nueva York, Mariano Rivera ha sido testigo del triunfo de su equipo en las Series Mundiales de los años 1996, 1998, 1999, 2000, y 2009, obteniendo cinco anillos como campeones, y ha sido elegido 12 veces en el Juego de Las Estrellas como un jugador fuera de serie.
Mariano no se ha salvado de apodos, al contrario muchos lo conocen como “apaga fuego”, “sandman”, “mo”, “apaga y vámonos”, debido a su arte de finalizar un intrincado juego, donde con solo verlo salir los aficionados saben que hasta ahí llegó el esparcimiento, ya que es considerado como el dueño de la mejor recta cortada de toda la historia, el “cutter”, un efecto que hace la bola al ser lanzada en forma lateral haciendo un movimiento dentro o fuera, unos centímetros del “home”, a una velocidad de 91-92 mph. Rivera tiene un record en 1,209 entradas de 75-57 con una efectividad de 2.22.
Para él decir que es el mejor cerrador de todos los tiempos, es imposible, pues no acepta esta designación. “Jamás podré decir semejante cosa”, argumentó en unas de sus entrevistas, además ha dicho que como latinoamericano se siente orgulloso de pertenecer a una franquicia como la de los Yanquis de Nueva York.
Pero si algo es cierto, a futuro puede ser considerado merecedor de estar en el Salón de la Fama de las Grandes Ligas, en Cooperstown (Nueva York), pero para ello tiene retirarse para luego ser candidato, y así poder entrar en este selecto grupo, en donde el panameño, Rod Carew, lo está esperando desde 1991, cuando entró con el uniforme de los Mellizos de Minnesota, lugar donde hay muy pocos hispanos.
                A sus 43 años sigue siendo uno de los lanzadores más respetado a la hora de enfrentar a su oponente en el montículo con su clásica camiseta con el número 42, y será el último en usarlo. Un detalle sobre este número es que fue retirado en el año 1997, en la conmoración del cincuenta aniversario del jugador Jackie Robinson camiseta que lució el famoso número y que representa el día que Robinson rompió la barrera del racismo en el beisbol. En el estadio de Citi Field hay una escultura en su honor y ahí Mariano Rivera recibió uno de los tantos homenajes a su carrera deportiva.

                Sobre su retiro de las grandes ligas Mariano Rivera ha dicho que no hay marcha atrás. En el 2012 tuvo que estar fuera de las canchas debido a la lección de la rodilla, pero este año 2013, su record sigue su marcha ascendente. 

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